Los jóvenes podemos cambiar el mundo ¡Propóntelo!
   
  La Multitud [La Subversión es la Cultura]
  La Restauración de la Dominicanidad
 

La Restauración de la Dominicanidad

 
El 16 de agosto, los dominicanos conmemoramos otro aniversario del inicio de los actos bélicos, que desataron la guerra domínico-española, por la restauración de la Republica Dominicana , que había sido proclamada el 27 de febrero de 1844, pero desde su fundación estuvo amenazada por las luchas intestinas de sus fundadores y otros que aún siendo acabados de llegar, ejercieron un protagonismo y una presión tan deliberante, que terminaron desplazando a los más sacrificados por la patria.

 A estas luchas de intereses entre los dominicanos, se sumaron las constantes invasiones, amenazas y presiones de los haitianos, quienes alegaban que desde el tratado de Basilea en 1795, la isla era una sola e indivisible y por lo tanto se oponían a la independencia del territorio que ellos siempre habían reclamado y que habían gobernado desde el 9 de febrero de 1822, hasta el 27 de febrero de 1844.

 
También presionaban e instigaban potencias como Francia, España, Inglaterra y el naciente imperio del norte, como llamara José Martí a los Estados Unidos de América. Estas potencias no tenían ningún interés real en el territorio dominicano, sino tenerlo como base para sus defensas o para atacar a otras potencias, por eso el desenfrenado interés por la estratégica bahía de Samaná.
 
En el caso de los haitianos, ya que ellos sólo querían esa parte de la isla para evitar que cayera en manos de alguna de esas potencias y en caso de verse atacados, dar a Quisqueya como botín de guerra, en un eventual acuerdo de paz.
 
En este estado de efervescencia, intranquilidad e inestabilidad social, política y económica, así como los constantes cambios de gobernantes y el revanchismo político, el país pasó sus primeros trece años de vida republicana, hasta que el 7 de julio de 1857, estalló un movimiento en todo el Cibao, que es conocido en la historia dominicana como la Revolución de Julio y terminó con el derrocamiento del segundo gobierno de Buenaventura Báez y abriendo el camino para el tercer y último gobierno de Pedro Santana.
 El proceso de la anexión a España fue largo, ya que se acompañó de proyectos y gestiones como las que encabezaron Buenaventura Báez en 1846 y 1857, Mella y Felipe Alfau en 1853. Ya para 1860 la anexión a España comienza a germinar, a raíz de una larga exposición que escribió Santana a la reina Isabel II.

En esa carta Santana fundamenta la solicitud, señalando entre otras cosas, que el hecho de tener el mismo origen, religión y costumbres "nos inclinan a desear encontrar esa estabilidad en una más perfecta unión con la que fue nuestra madre patria que la que existe y seguramente nos presentará mejor oportunidad que las que ofrecen hoy las circunstancias".
 
Como resultado de esta solicitud, llegó a Santo Domingo el general español Gutiérrez de Rubalcaba para estudiar la situación y rendir un informe, el cual fue favorable a la petición de anexión y Santana procedió a someter las bases en que debía apoyarse la anexión, las cuales especificaban lo siguiente:
 
1) El respeto a la libertad individual y al principio de no esclavitud.
 2) Que el territorio dominicano fuera considerado como una provincia española y como tal, disfrutará de los derechos correspondientes.  
 
3) La utilización del mayor número de hombres, especialmente los del ejército, que desde 1844 habían prestado importantes servicios a la patria.
 
4) La amortización del papel moneda circulante, como una de las primeras medidas.
 
5) El reconocimiento y validez de los actos gubernamentales, ocurridos en el país desde 1844.

Al comenzar el año 1861, los anexionistas se apoyaban en todo tipo de excusas para simular sus propósitos y mientras por un lado justificaban ante el gobierno español que la anexión se haría "conforme a los deseos que siempre habían manifestado los dominicanos", por el otro lado se desarrollaba una política represiva, tratando de ahogar en sangre, cárceles y deportaciones, todo tipo de protesta que iban surgiendo en el país, y también se buscaba y se obtenía al precio que fuera, adhesión de los jefes militares y de grupos y personalidades influyentes.
 
Se colocaron personas de extrema confianza en los puestos claves, se escribieron circulares a funcionarios civiles y militares, así como a los cónsules y representantes diplomáticos acreditados en el país y se puso en funcionamiento la maquinaria propagandística para comunicarle al país, que ya la anexión era una realidad.
 
Para las primeras horas de la mañana del 18 de marzo de 1861, Pedro Santana, el primero y último presidente de la que hasta entonces había sido la República Dominicana , convocó al "pueblo" a la plaza de la catedral, hoy parque Colón, para darle oficialmente la "gran noticia" y bajar la bandera dominicana, para izar el pabellón español y entre las proclamas y argumentos en el acto de entrega, Santana proclamó lo siguiente:
 
"España nos protege, su pabellón nos cubre, sus armas impondrán a los extraños, reconoce nuestras libertades; Y juntos las defenderemos, formando un solo pueblo, una sola familia, como siempre fuimos; Juntos nos presentaremos ante los altares que la madre patria erigiera".

La vuelta a la situación colonial se puso de manifiesto no sólo con la reincorporación del territorio a España, sino con el establecimiento de viejas modalidades coloniales, tales como instauración de las instituciones jurídicas hispánicas, un clima inquisitorial y de intolerancia religiosa, el predominio de los peninsulares y los prejuicios raciales frente a los nativos, entre otras barbaridades.

Al producirse la anexión, Pedro Santana quedó como gobernador interino de la colonia, hasta que fue confirmado en el mando en mayo de 1861, cuando la reina Isabel II reconoció oficialmente el traspaso territorial y empezó a tomar decisiones en su readquirida colonia, mandando personal administrativo desde Cuba y Puerto Rico, pero antes se hicieron oír las protestas de países como Chile, Perú, Haití, Francia, Inglaterra, Venezuela, Alemania y Estados Unidos, entre otros.  
 
El descontento de muchos nativos que se oponían a la anexión, nunca se apagó y por el contrario, todas las medidas y accionar de los españoles, contribuían a incrementar el sentimiento patrio y muy pronto comenzaron los focos de resistencia que luchaban por el retorno a la vida republicana, que con sus virtudes y defectos, garantizaba por lo menos un mínimo de libertades e igualdad entre los ciudadanos.
 España en ningún momento cumplió con los acuerdos que fundamentaban la anexión y las medidas económicas y represivas en contra de la población, no sólo traspasó lo administrativo y militar, sino que también volvieron medidas esclavistas y raciales, donde hasta la Iglesia Católica desconocía a los sacerdotes dominicanos.

Se fueron desatando varios movimientos tendentes a expulsar a los españoles y restablecer la república, como el levantamiento en Moca dirigido por José Contreras, el movimiento de la Regeneración Dominicana y el asalto de Neiba, ocurrido en febrero de 1863, dirigido por Cayetano Velásquez, también el día 21 de febrero de ese mismo año, Santiago Rodríguez encabezó un movimiento que culminó con el levantamiento y toma de Guayubin, donde los dominicanos sorprendieron la guarnición española y convirtieron toda la región noroeste en un bastión importante de la resistencia, ya que lograron el levantamiento de varias comunidades. 
 


El estado de sitio, los apresamientos y fusilamientos emprendidos por los españoles, acrecentaron aún más las luchas de los restauradores y el amanecer del 16 de agosto de 1863, fue fiel testigo del ataque a Santiago, por hombres encabezados por Benito Monción, Gaspar Polanco, Benigno Filomeno Rojas, Cayetano Germosén, Olegario Tenarez, Eugenio Miches y Gregorio Luperón, entre otros. Mientras que otro grupo encabezado por Santiago Rodríguez, Pedro Antonio Pimentel, José Antonio Salcedo, Lucas Evangelista de Peña y Federico de Jesús García, entre otros, enarboló la insignia tricolor, símbolo del pabellón dominicano, en el cerro de Capotillo, en la hoy provincia de Dajabón.
 
 
Los Primeros Movimientos Restauradores
 Francisco de Macorís fue el escenario de la primera protesta armada. El pueblo trató de impedir incluso el acto de cambio de bandera. Se lanzaron voces de "abajo España" y se lanzaron disparos al aire. Esto fue un acto espontáneo. En Moca, a 45 días de la anexión a España, se produjo la primera protesta armada. Esto fue el día 2 de marzo de 1861. El coronel José Contreras asaltó y tomó la villa. 
 
Francisco del Rosario Sánchez buscó apoyo en el pueblo haitiano. Las gestiones de diplomacia entre las naciones impidieron este soporte. Luego de esto, Sánchez fue perseguido, capturado y más tarde fusilado.

El 3 de febrero de 1863 surge en Neyba un movimiento, con un grupo de unos cincuenta hombres. A la cabeza estaba el comandante Cayetano Velásques, quien pronunciara a Neyba y encerrara a Domingo Lozada, comandante de armas general.

Santiago Rodríguez, un prestigioso hacendado de la zona fronteriza del noroeste y alcalde de Sabaneta, preparó un movimiento más extenso y de mejor planificación. Pero debido a algunas precipitaciones, tuvo que ser abortado.
 
 
Hubo un plan que buscaba proclamar el inicio de la revolución por la restauración el día 27 de febrero de 1863. En este plan participaron Benito Monción, José Luciano, Lucas Evangelista de Peña, Juan Antonio Polanco, Norberto Torres, Jose de la Cruz Álvarez y otros cuantos más. Gregorio Luperón, puertoplateño, prestó una gran colaboración.
 
España reclamaba al gobierno haitiano reconocer los límites territoriales fijados en el tratado de Aranjuez, exigía también una cuantiosa suma de dinero como indemnización e incluso llegó a humillar al presidente Geffrard. Por esto, el gobierno haitiano se vio forzado a ayudar y apoyar los movimientos restauradores.

Gracias a esto, Benito Monción, Santiago Rodríguez y otros dominicanos pudieron organizar desde territorio haitiano la gesta revolucionaria, encontrando inclusive facilidades para la obtención de centenares de fusiles.José Cabrera, Benito Monción, Santiago Rodríguez y otros se reunieron el 15 de agosto en La Viste, Haití. Mientras, Pedro Pimentel y Juan Polanco ofrecían ayuda en territorio dominicano.  
 
En un gesto decisivo, los revolucionarios entraron a Santo Domingo y tomaron el cerro del Capotillo español, en donde enarbolaron la bandera dominicana. Esta bandera fue confeccionada en territorio Haitiano.
 
Restauración y nacimiento de La Segunda República
 Con el grito de Capotillo, el 16 de agosto de 1863, quedó formalmente proclamada la segunda independencia. Los revolucionarios comenzaron inmediatamente los enfrentamientos armados. Los enfrentamientos fueron muchos, terminándose en 1865.

El movimiento restaurador abarcó a todos los sectores en los diferentes aspectos sociales, políticos y militares, en los que también podemos destacar la ayuda económica y bélica, de países como Venezuela y Haití.

Para finales del año 1864, ya el movimiento restaurador abarcaba todo el territorio dominicano, bajo el criterio de que la Republica todavía existía y bajo la consigna de "Libertad o Muerte" y "Guerra a Muerte Contra el Colonialismo Español y los Traidores a la Patria".

Al comenzar el año de 1865, Geffrard, el presidente de Haití, envió un comisionado para mediar en la guerra y en los intercambios de prisioneros, que ya se había iniciado entre comisionados españoles y restauradores, así como el acuartelamiento y ubicación de todas las tropas españolas.

El día 3 de marzo de 1865, el gobierno español emitió el "Real decreto" que determinó el abandono por parte de España, del territorio dominicano y anulando el pacto de anexión. Las tropas españolas iniciaron el proceso de evacuación el día 10 de julio de 1865, iniciándose así la segunda república bajo el mando de José Antonio Pimentel, quien había sustituido a la Junta Central Gubernativa, el primero de marzo. 
 
 
La gesta restauradora tomó más tiempo debido a diferencias políticas internas en el grupo de los restauradores, ya que los muchos de estos tenían aspiraciones políticas.El mariscal La Gándara había sido enviado al país en sustitución de Pedro Santana. Su partida, junto con sus tropas, marcaron el fin de la revolución por la restauración y marcó el inicio de lo que se llamó La Segunda República.

El General Gregorio Luperón es uno de los principales héroes de esta gesta restauradora, debido a la forma organizada y decidida con que condujo a sus tropas. Su valentía en muchos enfrentamientos le dan un sitial privilegiado en el corazón dominicano.
 
 
  274300 visitantes (596952 clics a subpáginas) Han conocido de la Multitud Estas navegando en una página revolucionaria. No reservamos ningún derecho, luchamos por un mundo para todos/as.  
 
Este sitio web fue creado de forma gratuita con PaginaWebGratis.es. ¿Quieres también tu sitio web propio?
Registrarse gratis